top of page

El cuerpo cómo medicina

Actualizado: 12 sept 2021



Vivimos en el cuerpo, es nuestro primer hogar. Viene con nosotras vayamos dónde vayamos.

Es a través de él que sentimos, lo que nos gusta y lo que no. LO que nos sienta bien lo que no, qué necesitamos...

El cuerpo está finamente trenzado con el pensamiento. Y en este mundo dónde hemos sido educadas el pensamiento parece ocuparlo todo, serlo todo. A través de él nos relacionamos, tomamos las decisiones y organizamos nuestro días.

El cuerpo muchas veces se mantiene silencioso. Presente en todo lo que pasa pero desahitado, cómo una casa que nadie visita hace tiempo.

Y guarda, guarda y guarda, tantos sentires invisibles...

Por ejemplo, cuando nos sucede algo que nos tensa, nos angustia o nos enfada.

También cuando nuestra piel roza con otra, nos sumergimos en un agua limpia,

nos rodeamos de belleza.


El cuerpo tiene cómo cualquier organismo vivo movimientos naturales... los más básicos son de contracción y de expansión. En un organismo sano uno y otro movimiento se suceden de forma armónica.

En un organismo enfermo algunos movimientos o estados de cristalizan interrumpiendo el flujo de vida.

El cuerpo siente. Aunque no nos demos cuenta, el cuerpo reacciona a cada estímulo.

Y guarda. Guarda cada uno de los registros. Y cuándo la carga es más grande que lo que puede soportar enferma.

Cada una tenemos nuestro umbral de tolerancia. Cada una tenemos lugares de alarma dónde el cuerpo nos avisa de que no puede más.

Poner consciencia en cómo nuestro cuerpo está ya es liberador. Abre espacio.

Darnos el permiso de moverlo, sea en lo corporal o con la voz, si ambos están disponibles mucho mejor, se convierte en medicina.

Disponer de un lugar seguro cuándo ya nos damos el permiso para expresar sin más límite que el que marca mi cuerpo nos convierte en cauce dónde la vida es. Nos permite vaciarnos, resetearnos y seguir en la vida sin tanta carga.


Este último mes ha sido de una gran dificultad para mí. Lo de menos, el trabajo físico. que ha sido mucho, lo de más, un problema de convivencia serio con un vecino que me conecta con muchas cosas...

Después de mi última conversación con él, acalorada, estaba en el silencio de la noche en Mattria y me dejé sentir. Esta es la mejor práctica que conozco.

Parar, detenernos y sentir.

Estaba sentada, me deje expresar, mi voz tenia mucho que limpiar, que expulsar fuera de mí.

El cuerpo iba reaccionando, mis pies se entregaban más a su contacto con la Tierra,

mi vientre pulsaba como si de avisos de contracción uterina se tratara. Mi corazón se ablandaba... Después de un rato entregada a esta práctica quedé mucho más relajada,

más presente, muy blandita y liberada. Y pensaba, que suerte darme el permiso, así cómo les niñes cuando lloran o se enfadan pero con toda la consciencia en que me dejo sanar por mi propia sabiduría.

Un cuerpo conectado, habitado, es cómo un oráculo, cómo un sanatorio dónde siempre puedes acudir. No nos lo contaron. Hay que recordar el camino de vuelta a casa. pero está tan cerca, es tan fácil, y sienta tan bien que me siento en la obligación de compartir los caminos que yo he descubierto para acceder a ello. De ayudarte a recordar.

Sin más expectativas qué que lo hagas tuyo y sigan polinizando cuerpos y cuerpos sobre este planeta al que amo tanto...

Mientras te piensas si venir a probar una sesión o no te invito a que traigas a tu vida esta sencilla práctica:

Ahí donde estés, detente, siente cómo tu respiración está siendo, sin modificar nada, simplemente observa.

Deja que alguna parte de tu cuerpo llame tu atención y mírala. Sin juzgarla. Solo observa y permítela ser así cómo es, así cómo esta.

Y luego busca unas palabras que expresen este sentir:

Ejem: Mi pie está.... ( Habla de su postura, de su relación con la Tierra, con el zapato... )

Mi pie se siente.... y deja que la palabra te toque.

Estoy aquí si me necesitas.

Te abrazo.






16 visualizaciones0 comentarios
bottom of page